Ajamil

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AJAMIL DE CAMEROS

Ajamil de Cameros es un municipio compuesto integrado por la localidad de Ajamil de Cameros y las pedanías de Larriba y Torremuña que forma parte de la comarca de Cameros y, en concreto de la subcomarca del Camero Viejo, en la Rioja Media. Se encuentra a 14 km en dirección este de Laguna de Cameros, cabecera comarcal, y a 45 km al sur de Logroño, capital de la provincia homónima y de la Comunidad Autónoma de La Rioja. Su población es de 66 habitantes (INE, 2017).

Ajamil de Cameros se ubica en el corazón del Camero Viejo, sierra riojana de relieves redondeados en el interior cubiertos por bosques caducifolios y pastizales, en la margen izquierda del río Vargas o Rabanera, el cual vierte sus aguas al Leza. Ubicado a más de 1.000 m de altitud entre las sierras del Camero Viejo, que cierra el término municipal por el flanco oeste, y del Hayedo de Santiago, que hace lo propio por el sur, Ajamil de Cameros es un lugar de contrastes alejado del estrés y la inmediatez de la vida urbana.

HISTORIA

Poco se sabe de los orígenes de Ajamil de Cameros, recientemente nombrado de forma oficial así tras haberse denominado simplemente Ajamil hasta 2008. Lo que sí es patente es que la Tierra de Cameros comenzó su andadura por la Alta Edad Media convertida en la forma jurídica de tenencia, es decir, la cesión territorial, administrativa y jurídica de un territorio de forma vitalicia pero no hereditaria. Ajamil de Cameros, como el resto de la comarca, perteneció así a Fortún Ochoa, noble navarro de los siglos X y XI relacionado familiarmente con los linajes más importantes de la época. La tenencia, no obstante, pronto se convertiría en señorío, es decir, asumiría mayores funciones jurídicas y se convertiría en una donación hereditaria al casarse Fortún con la hija del rey García Sánchez III el de Nájera, quien acudió al matrimonio con el señorío de Cameros como dote. Este pasaría de mano en mano del linaje de los Ochoa hasta que en 1366, Enrique II de Castilla entregaría las tierras de Cameros, entre las que se encontraba Ajamil de Cameros, a Juan Ramírez de Arellano por su inestimable ayuda frente a su hermanastro Pedro el Cruel en la lucha por el trono. De su linaje partirían los condes de Aguilar, quienes seguirían disfrutando del señorío de Cameros hasta la abolición del feudalismo por las Cortes de Cádiz en 1811. Hasta 1833, cuando se creó la provincia de Logroño, Ajamil de Cameros perteneció a la de Soria.

FESTEJOS POPULARES

  • Fiestas patronales en honor a San Cristóbal: 10 de julio.
  • Día del Camero Viejo: fiesta celebrada de forma rotativa por todos los pueblos que conforman la comarca homónima. Suele celebrarse a finales de julio o principios de agosto, aunque no tiene una fecha fija.

ACTIVIDADES

Ajamil de Cameros es el lugar idóneo para aquellos que buscan escapar de la ciudad y, al mismo tiempo, prendarse de la naturaleza a base de turismo activo. Posee un pequeño pero coqueto casco histórico poblado por las típicas casas serranas, rústicas obras de arte de la arquitectura popular erigidas en varias alturas y que alternan el sillar y la mampostería para las plantas bajas y el adobe y la madera para las altas. A pesar de que los edificios emblemáticos de la villa son estas viviendas tradicionales, destacan entre ellas el acueducto sobre el río Vargas, blasonado entre sus dos arcos de medio punto del siglo XVI, la iglesia parroquial de la Asunción, construida entre los siglos XVI y XVII en mampostería y que cuenta con una plazoleta frente a ella donde fluye el agua de una bonita fuente medieval, y las ermitas de San Martín y de San Miguel, ambas del siglo XVII, si bien la segunda se encuentra casi en ruinas. Este mismo estado lo comparte la lavandería que hay junto al río Vargas, enclave fundamental años atrás, cuando la ganadería trashumante y la industria textil hicieron de este un enclave próspero gracias a la lana. Larriba y Torremuña, de igual modo, presentan buena parte de sus monumentos en un bucólico estado ruinoso.

De su entorno poco se puede decir que no sospeche el viajero. Se trata de una zona idónea para los amantes del senderismo y las rutas BTT. Entre sus múltiples recorridos debemos mencionar los que conducen hasta los hayedos de Santiago y del Monte Real, el de la subida a La Lastra (1.700 m), y el del yacimiento de El Contadero, de difícil acceso pero verdaderamente sugerente por las 24 icnitas (huellas de dinosaurio) conservadas. Para los amantes de la caza y de los animales, destaca también la vida salvaje en forma de ardillas, jabalíes o ciervos, a los que se puede ver y oír berrear a finales de verano.

GASTRONOMÍA

Destacan los frutos de la huerta, como las acelgas, los pimientos, las patatas y las borrajas, el queso camerano, las setas y la ganadería bovina y equina.

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